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Tejedoras del bosque

Jeto, es el nombre que representa a las mujeres artesanas de la comunidad nativa de Cutivireni. Ellas son 18 madres asháninka que, desde lo profundo del bosque tropical, mantienen vivo el arte del tejido con fibras y tintes tomados de la Madre Naturaleza. 

Mujeres de la comunidad Asháninka

“Jeto significa araña, mis abuelos dicen que él es quien ha enseñado a los asháninkas a hilar y tejer. Nuestros ancestros nos dejaron estos diseños para nosotros, para que también podamos mantener tradiciones y tener sustento para nuestras familias”, nos cuenta Chabuca, presidenta de las artesanas.

Chabuca hoy nos recibió desde la sede del Ministerio de Cultura, donde a más de 500 kilometros de su comunidad, se celebra la expo venta “Ruraq Maki”. Este espacio reunió en Lima (Perú) a cientos de maestros y maestras de la artesanía tradicional para la promoción de su arte. Aquí las mujeres de Jeto, gracias al apoyo de Cool Earth, han logrado colocar sus tejidos para que más personas puedan conocer y gozar de las tradiciones asháninka.

“Desde 2016, trabajamos con las mujeres artesanas asháninkas de la Comunidad Cutivireni, a través de la formación Jeto. Este año estamos construyendo el proyecto junto a ellas, priorizando el fortalecimiento de sus capacidades en temas de calidad, uso de maquina de coser y transformación de telares en productos como mochilas, carteras, etc.”, nos explica Deylar Capaquia, coordinadora de proyectos.

Gracias a este trabajo, las mujeres de la comunidad asháninka, no solo tienen la oportunidad de proteger su cultura, si no también de ayudar a mejorar el sustento de sus familias. Chabuca, es madre de cuatro hijos y su hija menor Shimashiri, de ocho años, disfruta de tejer y aprender con ella. “Ella me ayuda a hilar y ordenar los hilos. Quiere aprender a tejer su propio sarato. Durante las capacitaciones ella también está atenta”.

Chabuca y Shimashiri

“Nosotras no sabíamos coser a máquina, y eso es algo que hemos aprendido en los espacios de capacitación que nos da Cool Earth. Recién estamos comenzando. Hemos visto a las hermanas nomachiguengas también en la feria y ellas producen cartucheras, mochilas,... Nosotras también queremos aprender. Queremos seguir creciendo y que todas las mamás y señoras de Jeto puedan venir a exponer sus productos”

Deylar nos comenta que, gracias a las capacitaciones y a su participación en espacios como este, se sienten cada vez más entusiasmadas por aprender. “A través de la entrega de equipos, como máquinas ovilladoras y balanzas, así como el mejoramiento de de la casa de artesanía en la que ellas trabajan en la comunidad, esperamos que pronto den el siguiente paso y se conformen como Asociación”

Gracias al apoyo de las y los donantes que creen en proyectos con una visión centrada en el desarrollo local para proteger el bosque tropical y a quienes lo habitan, historias como esta son posibles.

Volveremos con más actualizaciones sobre nuestras hermanas artesanas de Jeto.